VISITAS

dreamhost promo code

miércoles, 18 de abril de 2012

¿Recuerdan el caso 'Icex'?






DV. Hace poco más de quince años, hubo una pequeña tormenta en San Sebastián. Esta no se caracterizó por el aparato eléctrico, los rayos o los no sé cuántos litros por metro cuadrado, sino que fue de corte estético. Fue protagonizada por un sujeto que se dedicó a llenar la ciudad de firmas con su pseudónimo Icex, despertando un inusual revuelo social, mediático y municipal, que muchos todavía recordarán. No era, obviamente, la primera vez que se veían graffitis realizados con spray en las inmaculadísimas paredes donostiarras, pero estos llamaron la atención por dos características muy concretas. Por un lado, aquellas pintadas de 1993 y años posteriores presumían de una intencionalidad desnuda de matices políticos, siempre al margen del sempiterno conflicto vasco: nos decían que aquellas firmas garabateadas eran -y, en teoría, son- una nueva forma de arte, que no reivindicaban nada salvo su propia condición estética. Por otro lado, la intensidad con la que la ciudad era decorada con esos graffitis. Tanta que el asunto pronto se fue de las manos de Icex -que no fue el único que pintó, pero sí el más mediático- y pasó a las páginas de este periódico y a los despachos del Ayuntamiento que no se limitó a borrarlas, sino que -he ahí el verdadero hecho insólito- fue tras la búsqueda y captura de su autor. Muchos recordarán el lío fenomenal que se organizó en torno a la gamberrada, el debate público, así como las represalias judiciales que, finalmente, se llevaron a cabo con su responsable.
Recordamos estos hechos porque aquellos que tienen ojos en la cara todavía pueden descubrir en las calles una huella de aquel pasado reciente. Se ubica en un lugar increíblemente céntrico, visible y emblemático, trazada sobre la icónica piedra arenisca de San Sebastián, en la confluencia de la cuesta de Aldapeta, la calle San Bartolomé y la calle Easo, en el almohadillado de las escaleras que dan acceso al colegio San Bartolomé-Compañía de María. Viste color azul celeste y representa a la perfección la firma de Icex que, en una ocasión, llegó a invadir la ciudad y que las autoridades se empeñaban en borrar con rapidez. Por ello, este souvenir del ayer tiene mucho más valor, pues nació en el limbo de la ilegalidad y, de forma silenciosa y discreta, se ha colado por las rendijas de la autoridad y ha burlado el paso del tiempo.
El graffiti en cuestión conectará con la memoria sentimental de muchos, rescatando ese hecho iniciático que permitió a un gran número de lectores -hasta los más mayores se familiarizaron con este fenómeno de cultura alternativa y puramente urbana- conocer qué había detrás de un simple garabato que la mayoría de la población considera una travesura punible. En este caso, había un ego artístico que lo reivindicaba como arte con sus propios orígenes geográficos -Nueva York-, historia, ramificaciones y evoluciones. Casi dos décadas después de aquello, los graffitis siguen despertando las mismas antipatías entre la municipalidad y los ciudadanos aunque, hoy en día, rara es la librería que no tenga, en su sección de Arte, libros fotográficos que recopilan muros decorados o stencils -pintada practicada con plantilla- de todas partes del mundo o, directamente, monográficos de artistas como el británico Banksy (www.banksy.co.uk), cuyas obras urbanas son admiradas y copiadas con fruición.
Tras el hallazgo, nos pusimos en contacto con Icex o, lo que es lo mismo, Mikel A. -artista, comisario independiente, coordinador de un festival sobre contraculturas urbanas y autor del fanzine electrónicowww.perros-callejeros.info-, a quien ya habíamos recurrido en otra ocasión -vía e-mail- para una consulta relacionada con otro graffiti de San Sebastián. Así, le escribimos, esperamos y no tardó en contestar, dejando entrever cierto entusiasmo al recordar aquellos años: «Hacía mucho que nadie me preguntaba por mi trayectoria como bombardero de graffiti bajo el pseudónimo de Icex». Primeramente, le preguntamos si tenía presente el tag -firma en la jerga del gremio- de la cuesta de Aldapeta: «Me acuerdo de la pintada... Si por mí fuera le pagaba al Ayuntamiento para que la borre... ¡qué fea es! La firma azul es de septiembre de 1994, todavía me acuerdo de la noche que la hice como si fuera ayer». Así, tras el intercambio de correspondencia electrónica, arreglamos un encuentro para charlar.
Icex recuerda con nostalgia aquella época fronteriza con los 18 años, poco antes de comenzar a estudiar la carrera de Bellas Artes. Por aquel entonces, el mundo del graffiti en San Sebastián era un campo virgen apenas trillado. Para cultivarlo, él y otros compañeros tenían que recurrir a una tienda de Barcelona, donde compraban sprays y fanzines -revistas hechas por aficionados- sobre la cultura del skate y el graffiti, íntimamente ligadas. Según recuerda Icex, por aquellos años (1993, 1994...) la táctica habitual era el bombardeo, es decir, poner el máximo número de firmas por la ciudad, ya fuera en calles céntricas o en las afueras -las vías del tren que atraviesan Amara-Osinaga-, donde la tensión era mucho menor, experimentando con las boquillas de los sprays para conseguir diferentes texturas y matices.
Fue ese bombardeo lo que desembocó en problemas legales al ser pillado por la Policía Municipal cuando elaboraba una firma en la céntrica plaza de Bilbao. Luego llegó el revuelo, el varapalo judicial de la Audiencia Provincial, las sanciones (150.000 pesetas en concepto de multa y otras 155.000 como indemnización al Ayuntamiento) y, finalmente, el abandono paulatino del spray para pasarse a otras disciplinas artísticas en las que todavía está sumergido. Mikel A. -Icex es el pasado- sigue siendo una mente inquieta, aunque canaliza esas inquietudes por cauces legales, haciendo video-acciones, promoviendo festivales de cultura urbana, llegando, incluso, a colaborar con el mismo Ayuntamiento que, una década atrás, fue su antagonista.


Articulo recogido del Diario Vasco.

2 comentarios: